🐾 Los perros y el Día de los Muertos en México: los guardianes que guían a las almas

🌙 En la noche del Día de los Muertos, los perros son el puente entre los vivos y los muertos

En México, durante la celebración del Día de los Muertos, las almas regresan desde el más allá guiadas por un compañero fiel: un perro.

Esta creencia ancestral tiene como protagonista al Xoloitzcuintle, también conocido como Xolo o Perro sin pelo mexicano, una raza venerada desde los tiempos de los aztecas.

Para la cultura mexicana —y muchas otras culturas del mundo— la muerte no es el final, sino un paso más del camino de la vida. Y en ese tránsito entre mundos, el perro es quien muestra la ruta, el guardián que acompaña al alma de su humano.

🎉 Día de los Muertos: una celebración viva

Mientras en gran parte del mundo el 31 de octubre se celebra Halloween, en México tiene lugar una de las festividades más profundas y coloridas: el Día de los Muertos, que se extiende del 28 de octubre al 2 de noviembre. Es una celebración que honra a los fallecidos, tanto a los adultos como a los niños, conocidos como ánimas chiquitas.

Durante la noche del 1 al 2 de noviembre, se cree que el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos se vuelve más delgado, permitiendo que las almas regresen a visitar a sus seres queridos.Pero este viaje no lo hacen solos: los acompaña un perro, que les muestra el camino y los protege durante su travesía.

🐕 El papel del perro como guía del alma

Según la tradición, las almas de los difuntos deben cruzar un río sagrado —el Chiconahuapan— para llegar a Mictlán, el lugar del descanso eterno.

El viaje es largo, oscuro y lleno de obstáculos, por lo que cada alma necesita un guía experimentado.Ahí entra en escena el Xoloitzcuintle, el perro que conoce el camino entre los mundos.

Antiguamente, los aztecas enterraban a sus muertos con un perro para asegurarse de que el alma no se perdiera durante el viaje al más allá.Por eso, todavía hoy, en los altares del Día de los Muertos suele aparecer la figura de un perro, recordando el vínculo eterno entre ambos.

✨ El Xoloitzcuintle: el guardián de las almas

El Xoloitzcuintle no es un perro cualquiera. Es una raza ancestral, considerada sagrada y símbolo nacional de México. Su piel desnuda, sus ojos profundos y su temperatura corporal elevada le han conferido una fama especial: se creía que su calor podía curar enfermedades y aliviar dolores.

Según la leyenda, no todas las almas merecen la ayuda del Xolo.Si una persona, en vida, fue cruel con los animales, el perro se negará a guiarla. En cambio, a quienes mostraron bondad y respeto, el Xolo carga su alma sobre el lomo y la conduce a salvo al otro lado del río.

🇲🇽 Un símbolo de México que sobrevivió al tiempo

A finales del siglo XIX, el Perro sin pelo mexicano estuvo al borde de la extinción. Su carne se consumía como alimento ritual y, durante décadas, fue perseguido y olvidado. Sin embargo, gracias al esfuerzo de criadores y amantes de este singular animal, la raza fue recuperada a comienzos del siglo XX a partir de unos pocos ejemplares.

Hoy el Xoloitzcuintle es Patrimonio cultural y símbolo de identidad mexicana. Incluso artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera lo representaron en muchas de sus obras, reconociendo su importancia espiritual y su conexión con la cultura mexicana.

🕯️ Un vínculo que no muere

Cada año, durante el Día de los Muertos, el pacto entre los perros y los humanos se renueva. En los altares, junto a las flores, las velas y las fotografías, siempre hay una figura de un perro: el guardián de las almas, el amigo eterno que acompaña incluso más allá de la vida.

El Xoloitzcuintle no solo representa una raza antigua, sino la lealtad pura, el amor incondicional y la unión que trasciende la muerte. En cada altar mexicano, su presencia recuerda que ninguna despedida es definitiva cuando hay amor y memoria.