“Caramelo”: el perro que ha conquistado Netflix (y el corazón de todo Brasil)
- Ezequiel Dello Russo

 - 16 oct
 - 2 Min. de lectura
 
Actualizado: hace 3 días
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Estás frente a la pantalla, buscando algo que ver, y de pronto aparece un perro color miel junto a un joven chef.
En un instante, sin saber por qué, algo en esa mirada te toca. Así comienza Caramelo, la película brasileña que está emocionando al mundo —una historia sobre amistad, resiliencia y sobre esos perros libres que, sin saberlo, nos enseñan a vivir mejor.
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UNA HISTORIA QUE VA MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA
La historia gira en torno a Pedro, un chef que enfrenta un momento difícil tras recibir una noticia devastadora. Su vida cambia al cruzarse con Amendoim, un perro de la calle que no pertenece a nadie… y sin embargo, lo transforma todo.Lo que podría ser una historia más sobre “amor incondicional” entre humanos y perros, se convierte aquí en algo más profundo: el reconocimiento de que los sentimientos también son bidireccionales. Que los perros eligen, sienten y nos salvan tanto como nosotros a ellos.

QUIÉNES SON LOS “VIRA-LATA CARAMELO”
Convertir la explicación etnológica en un relato visual y cercano:
En Brasil, los “vira-lata caramelo” son parte del paisaje y del alma del país. Se les llama así por el color de su manto —una mezcla cálida de miel y tierra— y por su historia: la de los perros que viven libres, acompañando comunidades, mercados, playas y favelas.
Su nombre completo, “vira-lata”, significa literalmente “volcadores de cubos de basura”. Pero lejos de ser un apodo despectivo, hoy es un símbolo de orgullo. El caramelo representa la dignidad del mestizaje, la resiliencia y la conexión con lo esencial.
AMENDOIM: EL PERRO QUE SE PRESENTÓ SOLO AL CASTING
Amendoim no fue elegido: apareció. Se presentó un día a la puerta de la productora de cine y se quedó sentado, tranquilo, como si esperara su turno. “Era como si nos dijera: soy yo a quien buscáis”, contó el productor Luis Estrelas. No era un perro actor, ni había sido entrenado para interpretar. Solo tenía algo que las cámaras no pueden fingir: presencia, autenticidad y una mirada capaz de contar una vida entera. Durante el rodaje, varios perros representaron a Amendoim en distintas etapas de su vida, y todos fueron adoptados por el equipo. Un gesto coherente con el espíritu del film: no se trata solo de contar una historia, sino de transformarla en acción.
CUANDO EL CINE REFLEJA LO QUE SOMOS

Caramelo no es solo una película sobre un perro. Es un recordatorio de cómo los vínculos más simples pueden tener el poder de cambiarlo todo. Amendoim representa a millones de perros libres del mundo —los mismos que no tienen nombre, pero que llenan de sentido las calles que pisan—.Tal vez, al terminar de verla, muchos espectadores no solo piensen en adoptar un perro, sino en mirar de otra forma a los que ya viven a su alrededor.




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