Ansiedad por separación en perros: causas, señales y cómo ayudarles a no sentirse abandonados
- Ezequiel Dello Russo

- 24 nov
- 4 Min. de lectura

La ansiedad por separación en perros es uno de los problemas emocionales y conductuales más frecuentes en España.
Los perros son animales profundamente sociales. Necesitan vínculos estables, comunicación, experiencias compartidas y un sentimiento claro de pertenencia al grupo familiar. Cuando esto no ocurre, pueden sentirse “abandonados”, tanto física como socialmente.
En este artículo encontrarás una explicación completa, actual y basada en criterios de bienestar y zooantropología aplicada sobre cuándo un perro puede sentirse abandonado y cómo prevenir la ansiedad por separación.
¿Qué es la ansiedad por separación en perros?
La ansiedad por separación es un estado de malestar emocional que aparece cuando el perro tiene dificultades para gestionar el distanciamiento de su figura de referencia. No es un “capricho”, ni una “manipulación”: es una respuesta emocional real que puede llegar a ser muy intensa.
Algunos perros experimentan:
Inquietud o temblores
Vocalizaciones (ladridos, aullidos, lloros)
Conductas destructivas
Hiperactividad al regreso del tutor
Falta de apetito
Eliminación inadecuada
Estado depresivo
La intensidad varía según la historia del perro, sus experiencias, su genética, su edad y, por supuesto, la relación que mantiene con su tutor.
¿Por qué un perro puede sentirse “abandonado”?

La sensación de abandono puede tener múltiples causas. Aquí analizamos las más comunes.
1. Falta de preparación para quedarse solo
Muchos perros no han aprendido a gestionar momentos de soledad.
Especialmente:
Cachorros
Perros adoptados recientemente
Perros que nunca han tenido espacios de autonomía
Perros que han vivido pegados al tutor durante meses (por ejemplo, tras teletrabajo prolongado, pandemia)
La capacidad de separarse del grupo se entrena. Y debe hacerse gradualmente, con apoyo y respeto.
2. Alta motivación afiliativa o epimeletica
Algunas razas o tipos de perros tienen una fuerte tendencia natural a cuidar, acompañar o permanecer cerca de su tutor. Esto no es dependencia: forma parte de su motivación.
Entre ellas destacan:
American Staffordshire Terrier
Cane Corso
Border Collie
Pomerania
Golden Retriever
Cavalier King Charles
En estos perros, la distancia suele ser más difícil de gestionar.
3. Hiperapego al tutor
A veces, el problema no es solo la separación en sí, sino el vínculo excesivo, donde el perro vive emociones solo a través de su tutor.
Puede ser consecuencia de:
Sobreprotección
Falta de autonomía
Rutinas demasiado centradas en el perro
Dificultad del tutor para poner límites emocionales
Este hiperapego hace que la soledad resulte angustiante.
4. Experiencias traumáticas previas
Algunos perros han vivido situaciones que marcan de por vida:
Abandono real
Separación temprana de la madre
Estancia en refugios
Malos tratos
Cambios bruscos de familia o entorno
En estos casos, la ansiedad por separación no es solo un malestar: es una herida emocional que necesita un acompañamiento profesional.
5. Abandono social, no físico
Muchos tutores no saben que un perro puede sentirse solo incluso cuando la familia está en casa.
Esto ocurre cuando:
El perro pasa largas horas ignorado
No hay interacción de calidad
No comparte experiencias significativas
No tiene un rol claro en la familia
Un perro necesita sentirse visto, entendido y acompañado. No basta con “estar”.
Razas que pueden tolerar mejor la soledad
Existen perros que, por su historia selectiva, tienen mayor autonomía:
Pastores de protección (Mastín Español, Maremmano-Abruzzese)
De guarda tradicionales (Cáucaso, Pirineos)
Estos perros fueron seleccionados durante siglos para gestionar territorios y tomar decisiones sin supervisión constante. Aun así, también necesitan relación, experiencias y vínculos seguros.
Señales de que un perro se siente realmente abandonado
Se activa en exceso cuando te marchas
Te sigue por toda la casa sin separación funcional
Muestra ansiedad cuando te duchas, cierras una puerta o manejas llaves
Cambia su expresión facial en situaciones de microdistancia
Se queda inmóvil, tembloroso o hipervigilante
No puede descansar si no estás presente
Estas señales indican que la situación requiere intervención profesional.
¿Cuándo estamos ante un problema serio?

Hay casos en los que la ansiedad por separación es profunda y requiere ayuda especializada:
Distancia prematura de la madre
Abandono previo
Historias de maltrato
Ansiedad generalizada
Fobias asociadas a sonidos o a la soledad
Estereotipias (lamido compulsivo, girar, perseguir sombras)
En estos casos, es fundamental acudir a:
Veterinario etólogo especializado en ansiedad por separación
Educador canino especializado en patologías del comportamiento
Cómo ayudar a un perro a gestionar la soledad
Estas pautas son esenciales para reducir el malestar y evitar recaídas:
✔ Trabajar la autonomía paso a paso
Comenzar con ausencias muy breves y aumentar la duración de forma progresiva.
✔ Crear rutinas estables
Horario claro, predictibilidad, estructura.
✔ Actividad cognitiva adaptada
Olfato, exploración, trabajo de nariz, pequeños retos.
✔ Enriquecimiento ambiental realista
No juguetes automáticos: experiencias.
✔ Mejorar la relación tutor–perro
Más presencia emocional, más experiencias compartidas, más coherencia.
✔ Evitar castigos y regaños
Empeoran el vínculo y la ansiedad.
¿Cuándo pedir ayuda profesional?
Si el perro entra en pánico
Si hay destrucción severa
Si hay vocalización intensa
Si no come cuando estás fuera
Si aparece agresividad por estrés
Si el problema dura más de 2 semanas sin mejora
Un tratamiento adecuado siempre incluye:
Evaluación veterinaria
Revisión del entorno
Acompañamiento pedagógico del tutor
Intervención emocional basada en bienestar
Cambio de la dieta
Conclusión
La ansiedad por separación en perros no es un “mal comportamiento”, ni un “problema de disciplina”. Es una dificultad emocional profunda, y en muchos casos, una señal de que la relación necesita ser revisada y fortalecida.
Un perro que se siente parte de su familia, que vive experiencias ricas, que recibe atención consciente y que ha aprendido gradualmente a tolerar el distanciamiento, es un perro equilibrado y capaz de gestionar la soledad sin sufrir.




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